¿Se salvarán finalmente todos los hombres?
Pregunta: ¿No se destaca claramente en Romanos 11:32 que se salvarán finalmente todos los hombres? Ya que este pasaje dice: “Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos”.
Respuesta: No. La Biblia no enseña la reconciliación final de todos los hombres aquí está escrito “todos”, esto se refiere a todos los que creen. Los representantes de la falsa doctrina de la reconciliación final de todos se presentan como si tuvieran un conocimiento más profundo. Pero no se necesita un entendimiento más a fondo para defender la doctrina de la reconciliación de todos porque ella se basa en argumentos racionales y con eso en conclusiones sentimentales. Constatan que Dios es amor y que Dios quiere que todos los hombres sean salvos; Dios reconcilió al mundo consigo mismo por tanto: todos los hombres serán salvos. Además es imposible imaginarse que en el cielo nuevo y en la tierra nueva exista un infierno en algún lugar en el que personas perdidas tengan que sufrir eternas es decir infinitas torturas, etc. ¡Pero no importa lo que los hombres pueden imaginarse o no, sino solo lo que dice la Palabra de Dios! ¿Cuándo quieren comenzar a temer Su Palabra que habla de una eterna gloria pero también de una eterna condenación? En todas partes donde la doctrina de la reconciliación de todos invade el ambiente, ella es seguida por la muerte espiritual. Esto lo sé por observación propia. “Pero”, objetan “esta doctrina se comprueba por la Biblia”. Es que uno puede fundamentar cualquier doctrina equivocada con versículos bíblicos si uno saca los pasajes de su debido contexto, construyendo una doctrina especial sobre ellos, a costa de muchos otros pasajes bíblicos. Más solo la totalidad de la doctrina bíblica es determinante. La Escritura no puede ser quebrantada (Juan 10:35). Además: tan cierto como que Dios es eterno amor, tan cierto como que Él es para siempre incambiable, santo y justo. Hoy, ahora, es el tiempo agradable, ahora es el tiempo de salvación.
El que ahora y aquí no acepta la salvación consumada por la sangre derramada y rechaza al Salvador, se arroja a sí mismo a la eterna, infinita oscuridad. En este caso la ira de Dios permanece sobre él (Juan 3:36).
Wim Malgo