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¿Quieres ir al cielo? ¿Quieres saber cómo llegar con toda seguridad al lugar más hermoso de todos los tiempos y de todo mundo?
Por lo menos una vez en su vida cada persona se hace la pregunta: “¿Existe el cielo?” – “¿Existe Dios?” – “Después de la muerte ¿sigue la vida?” – “¿Será que detrás del universo realmente existe algo más una dimensión diferente?” – “¿Existe la vida eterna?”
Que yo sepa la mayoría de las personas parte de la base de que existe una vida después de la muerte. Prácticamente todas las religiones e incluso las así-llamadas religiones naturales enseñan que el alma y según sea el caso también el espíritu continúa existiendo en alguna forma. Aun muchas personas no religiosas presienten eso aunque no lo quieran tener en cuenta.
¿De dónde viene ese presentimiento ese deseo de un mundo mejor? Si somos personas que buscan la verdad que no sólo la quieren desplazar investigaremos y nos plantearemos la pregunta: “¿Dónde podemos recibir informaciones fiables sobre el cielo sobre Dios sobre la eternidad?”
¿Qué tal una respuesta desde el cielo? Imagínese que estuviera viviendo en algún lugar pequeño insignificante de donde usted nunca ha salido. Pero ya escuchó algo sobre la metrópolis de Nueva York sobre el Río Hudson y la Estatua de la libertad. Le gustaría obtener más información sobre todo esto también para ver si realmente es verdad. Nadie de su lugar realmente le puede ayudar porque nadie ha estado allí. Cada uno tiene una u otra opinión sobre Nueva York. Siga imaginando que ahora llega alguien de Nueva York a su aldea alguien que toda su vida ha vivido en esa ciudad. ¿No es cierto que ésa sería la persona que mejor le podría explicar lo que es Nueva York?
De la misma manera la mejor referencia sobre el cielo nos la podría dar alguien que vino del cielo que siempre ha vivido allí que incluso participó en modelarlo. ¡Y ese Alguien existe! Se trata del Hijo de Dios Jesucristo.
Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra dijo por ejemplo en Juan 3:13: “Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre que está en el cielo”. Con esta afirmación Jesús enfatiza tres cosas: 1. Que Él regresa al cielo porque 2. Él descendió del cielo a la tierra y 3. Que el cielo es Su patria eterna. Si no le creemos esto al Señor Jesucristo ¿a quién entonces podemos darle más confianza?
¡Qué maravilloso debe ser el cielo! Si Dios ha creado todo lo hermoso lo que nos hace bien aquí en la tierra no puede ser menos maravilloso en la presencia del Creador. Al contrario debe ser infinitamente más hermoso y más benéfico sobre todo porque entonces todo el mal habrá sido quitado.
Lo que está claro es que: el cielo no es un lugar aburrido etéreo donde los ángeles sólo tocan el arpa incansablemente. Es más bien un lugar de vida y felicidad perfectas de gozo perfecto el lugar en que mora Dios.
El cielo es el lugar del que dice en Apocalipsis 21:4-5: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte ni habrá más llanto ni clamor ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”.
Vemos entonces que: La diversidad en el cielo es infinita así como Dios el Padre es infinito. Las dimensiones del cielo son inagotables. La vida en el cielo es eterna y aun la eternidad no es suficiente para descubrir todo. Lo que nos espera en el más allá en la presencia de Dios es tan grandioso que las palabras humanas no alcanzan para representarlo en forma completa.
Nuestro tiempo en la tierra en comparación con la eternidad con Dios ni siquiera es digno de mención. Y aún así es aquí donde se decide si hallamos acceso al cielo o no. Lo que nos separa del cielo es el pecado. Por eso primero debemos ser adaptados para el cielo. Y es por eso que Jesucristo vino desde el cielo.
La Biblia testifica diciendo en Efesios 1:7: “En quien tenemos redención por su sangre el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Ése es el fundamento para poder llegar al cielo. Si usted pone su vida bajo el dominio de Jesucristo si usted cree en Él entonces tiene derecho legal al cielo.
Cuando usted le pide a Jesucristo que le salve se firma un contrato eterno de cuyo cumplimiento se encarga Dios mismo. Entonces usted no tiene más razón para dudar si va al cielo o no. Dios mismo pone esa seguridad en su corazón. Ningún poder ni ninguna circunstancia del mundo pueden arrancarlo del reino de Dios.
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