¿Predestinados para la muerte eterna o la vida eterna?

Pregunta: ¿Cómo hay que comprender los siguientes pasajes bíblicos?: a) Romanos 9:16-18, y b) Filipenses 2:13. Estos textos se asemejan casi a una confirmación de la doctrina de la predestinación, como también por ejemplo Romanos 8:28-30 que a primera vista parece señalar en esta misma dirección.

Respuesta: En Romanos 9:16-18 tenemos una descripción del milagro de la elección de parte de Dios. Existen dos líneas en la Biblia:

1. Él nos ha escogido por Cristo antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4).

2. El que quiere, que venga: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Estas dos líneas – por un lado la soberana elección de Dios y por el otro, el libre albedrío del hombre de venir a Él o no, no se dejan reconciliar mediante la razón. Es una dimensión más allá de nuestra limitada comprensión. El acto divino de la elección, antes de la fundación del mundo, empero no excluye nunca el libre albedrío del hombre, al contrario. A nuestro entender de la Escritura, Dios realizó Su elección antes de la fundación del mundo con base en Su conocimiento previo de que ese iba a decir “sí” y aquel otro “no”. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó” (Rom. 8:29). Preste atención a la secuencia: primero le conoció a usted y a mí, y luego, en base a este conocimiento nos predestinó, en Jesucristo, el Amado (Efesios 1:4-6).

Filipenses 2:13 está en la misma línea que Romanos 9:16-18. Si dice allí: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”, esto no excluye de ninguna manera la responsabilidad personal del hombre. Dios quiere operar el querer y el hacer con tal de que el hombre tenga la disposición, o sea la voluntad, de someterse a Él.

Y finalmente aun Romanos 8:28-30. Una cosa debería estar en clara para usted: Dios, en Su soberana sabiduría y omnipotencia y en Su maravilloso amor, le ofrece la salvación en Jesucristo a cada hombre. El hecho que Él, con base en Su conocimiento previo, determinó y fijó Su elección, es otro asunto. Pero para usted y para todo hombre que oiga el evangelio siguen teniendo validez las palabras: “...y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17). Y el que no quiere, por causa de ese, llora el Señor, como también lloraba al extender Sus manos hacia la Jerusalén desobediente, exclamando: “...¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37 b).

En este contexto se plantearon también las siguientes preguntas:

En Romanos 9:13 está escrito: “A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí”. Y ya cuando estos mellizos estaban en el vientre de su madre, el Señor le dijo a Rebeca: “Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor” (Génesis 25:23). ¿Es previamente determinado para cada hombre qué será de él? También con vistas a Ismael me vinieron a la mente pensamientos así, ya que en Génesis 16:12 el ángel del Señor habló a Agar de las características que iba a tener el hijo que ella esperaba. Su camino ya estaba determnado desde antes que naciera, ¿o no?

En cuanto a esto hay que decir que lo que leemos en Romanos 9:13, igualmente es la Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo, como también los demás pasajes citados por usted. El eterno Dios conocía a todos los hombres y todas las cosas antes de la fundación del mundo. Le llamo otra vez la atención a la referencia bíblica ya citada de Romanos 8:29. Respecto a las personas mencionadas, este versículo dice concretamente: Dios conocía ya desde antes el sentir de Jacob y de Esaú como también el camino de Ismael. Odiaba el sentir que tenía Esaú y amaba el de Jacob, y por eso también a su persona. Lo mismo vale para Judas Iscariote quien traicionó al Señor. Cuán bien ya lo sabía Dios antes de que pasara, no solo nos lo comprueban las palabras de Jesús respecto a la traición antes de que sucediera (Juan 6:70-71), sino también el hecho que Judas, en el Antiguo Testamento tenía dos sombras proféticas. Vendió al Señor por treinta piezas de plata (Mateo 26:15), y su tocayo, Judá, vendió a su hermano por veinte piezas de plata (Génesis 37:26-28). Mas, también la traición y el suicidio de Judas fueron representados proféticamente, por el procedimiento de Ahitofel. Ahitofel, el ex-consejero de David traicionó a Absalón y luego, viendo que su traición se había malogrado se suicidó (2 Samuel 16:23; 17:23). Además los profetas Jeremías y Zacarías predijeron de un modo muy preciso en qué circunstancias se daría la traición de Judas (Zac. 11:12-13; Jer. 32:6-9).

Para concluir este asunto, quiero decir: que ningún ser humano piense poder explicar totalmente la elección. Pues si lo pudiéramos hacer, podríamos explicar también a Dios. Nos unimos a la opinión de Spurgeon quien dijo: yo, siendo un pobre pecador, vi el portón estrecho en el que está escrito: ‘Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí’. Pasé por este portón, y miré hacia atrás, viendo una inscripción que decía: ‘Escogido antes de la fundación del mundo.’”

W.M.

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