¿Hacer obras en el nombre de Jesús sin haber sido conocido por Él?
Pregunta: ¿Cómo puede alguien hacer obras en el nombre de Jesús (!) sin haber sido conocido por él? Mateo 7:22-23 habla de esto. Compare también Marcos 9:38-40, referencia que describe cómo Juan viene a Jesús diciéndole: “Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es”.
Respuesta: Hombres que hacen obras en el nombre del Señor Jesús sin haber sido conocidos por Él son portadores de dones del Espíritu sin frutos del Espíritu. Hechos en Su nombre son manifestaciones de poder como señales del reino venidero de Dios en esta Tierra. Por eso, el Señor Jesús dice claramente que nadie puede hacer obras en Su nombre y simultáneamente hablar mal de Él.
A Su afirmación en Mateo 7 el Señor le añade otra dimensión: da el paso de las señales del reino de los cielos hacia el legalismo dentro de la Iglesia de Jesús, subrayando por instrucción continua y cada vez más a fondo de Sus discípulos (cfr. Juan 16:12): “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”, las cosas que iban a ser necesarias después de Pentecostés: el fruto del Espíritu (cfr. Gál. 5:22). A menudo sucedió que el Señor Jesús dio una perspectiva o un aviso previo de lo que iba a pasar. Recuerdo, por ejemplo, Su afirmación de Juan 7.38: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. El hecho de que esto fue también un anuncio previo de lo que iba a pasar lo comprueba el próximo versículo. Allí está escrito: “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”. Otro ejemplo es Juan 14:12 donde Él, con aguda visión profética ve las incontables multitudes que creerían en Él en el curso de los siglos y que harían infinitamente más obras y hechos más grandes que los discípulos podían hacer: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. Para resumir quiero subrayar con toda seriedad que Mateo 7:22 vale ahora para la época de la Iglesia, y especialmente para estos postreros tiempos, ya que la época de los frutos ha llegado (Mateo 21:34).
W.M.