¿Por qué tuvo que aprender obediencia el Hijo de Dios?

Pregunta: ¿Cómo hay que comprender Hebreos 5:8 que dice: “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia”?

Respuesta: Jesús, el Perfecto, el que nunca pecó ni conoció pecado, aprendió la obediencia por las cosas extrañas y difíciles a las que tenía que enfrentarse. Esto quiere decir que tuvo que cumplir aquello que nunca había debido cumplir, ya que Él, siendo Hijo perfecto y eterno de Dios, ya dijo antes de la fundación del mundo: “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad” (Hebreos 10:7). Como hombre Jesús fue arrojado a incontables sufrimientos. Y así, siendo el Hijo del Hombre, al terrible sufrimiento que era consecuencia del pecado que Él no había cometido, que no conocía, del cual no tenía parte, tuvo que decir “sí”. De esta manera “por lo que padeció aprendió la obediencia”, allanando para nosotros los rebeldes desobedientes, el camino de la obediencia a Él. Por su obediencia, llegó “a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:9). Pero, para que lo comprendamos bien: no fue una obediencia moral la que aprendió el Señor Jesús porque Él, en Su carácter, personificó la más alta y perfecta moral. Tampoco era una obediencia hacia una clase de humanidad elevada, porque Él era el hombre perfecto. No más bien era la obediencia “hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil.2:8). Fue la entrega voluntaria de su vida por amor a nosotros.

Wim Malgo

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