El “pecado de muerte” y la intercesión propiciatoria
Pregunta: Un hermano y yo conversamos sobre I Juan 5:16: “Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida”. Consideremos esta intercesión propiciatoria como algo maravilloso. Solo que, si el Señor nos llama a interceder ante Dios a favor de nuestro hermano de esta manera, entonces también debemos saber siempre con exactitud si debemos interceder por alguien o no. ¿Cómo podemos saber en cada caso si es un pecado perdonable o imperdonable?
Respuesta: “...vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas” (1 Juan 2:20): esta es la única respuesta. Hay personas que se me acercan diciendo: “Ore por mí”. Pero no siempre puedo recibir así no más una tarea como esta. Hay casos en que siento inmediatamente un gran denuedo interior y libertad de hacerlo, en otros casos no. Recuerdo a un hombre que me pidió que orara con él. Una conversación a fondo fue posible por las circunstancias. Así comencé a orar, pero mi boca estaba como tapada, no podía orar con él. Después se supo que él fue el estímulo para otros para pecar gravemente. Usted no debe olvidar que la verdadera oración se origina en el corazón del Sumo Sacerdote celestial y por el Espirítu Santo a través del orador se dirige al objeto de oración y luego vuelve a Dios.
El “pecado de muerte” que se menciona en 1 Juan 5:16 no es, como opinan algunos, el pecado contra el Espíritu Santo. Mas hay “pecado de muerte” para hijos de Dios, como acabamos de mencionar: son pámpanos infructíferos y el Señor los quita, pierden su vida. Por ejemplo, en el caso de fornicación, cuando el creyente en cuestión no quiere dejar de practicarla a pesar de haber sido exhortado, o cuando no deja de calumniar a otros hermanos, a siervos y siervas de Dios. Estos pecados pueden llegar a ser “pecados de muerte”. Cuando es así, el Señor lo sabe. Por el llamado inequívocamente claro: “Si alguno viere a su hermano cometer pecado…” la Palabra de Dios quiere decirnos: si nosotros nos damos cuenta de que un hermano o una hermana vive en pecado o ha pecado y que no es un “pecado de muerte” sino uno que todavía puede ser perdonado, entonces el Espíritu de Dios nos dice: “Tú tienes ahora la tarea de orar por él (por ella)”. En este caso no podemos esquivarnos porque el Señor nos habla siempre tan claramente por Su Espíritu Santo que sabemos lo que debemos hacer. Es esto lo que implican las palabras: “Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá..” También hay que prestar atención a que no somos llamados aquí a exhortar al hermano que anda equivocado sino a orar por él. ¡Deberíamos hablar más con Dios sobre los hermanos que están equivocados, que hablar con los hermanos equivocados sobre Dios!
Wim Malgo