Amigos por medio de las riquezas injustas

Pregunta: ¿Qué significa esto: “Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando estas falten, os reciban en las moradas eternas” (Lc. 16:9)?

Respuesta: Por medio de las riquezas injustas, es decir, el dinero, el creyente puede hacer muchísimas cosas buenas si él está libre de avaricia. Estar libre de avaricia significa estar consciente del hecho de que ya solamente soy administrador y no propietario de lo que tengo. Si el hijo de Dios dona dinero para la obra del Señor, en actitud de oración o da a los pobres y especialmente a los creyentes necesitados (Gálatas 6:10), estas son obras de Cristo hechas a través de “oro”, “plata”, y “piedras preciosas” (1 Corintios 3:12). Ganar “amigos” mediante las riquezas injustas significa, por lo tanto, construir “oro”, “plata” y “piedras preciosas” sobre el fundamento que es Jesucristo. Si, pues, el creyente es llamado a la patria celestial, se le acaba el dinero , porque – como dice Pablo – “nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar” (1 Timoteo 6:7). Pero, he aquí, la persona renacida, que – entre otras cosas – ha hecho amigos mediante sus posesiones terrenales al practicar misericordia, halla ahora que le fue preparada una casa o sea una morada correspondiente en el cielo por el Señor mismo, ya que no solo tenía fe sino también obras, no solo fue un árbol sino que llevó también fruto. El sentido queda aún más claro si uno lee también el versículo siguiente: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel...”. Y el versículo 11 dice: “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?”. ¡Esto, de hecho, es una advertencia seria!.

Escuché acerca de un avaro el cual, en su lecho de muerte, gritaba una y otra vez: “Déjenme que cuente mi plata, déjenme contar”. No encontraba tranquilidad hasta que le trajeron una caja fuerte con monedas y le permitieron contar las monedas de oro que había coleccionado, dejándolas deslizar entre sus dedos, murió con sus dedos entumecidos apretando monedas de oro. Fue difícil sacarlas de allí. El Señor dice: si ustedes no son fieles en las riquezas injustas y no administran rectamente el dinero con que se cometen tantas injusticias sociales, y si ustedes viven para sí mismos, ¿cómo podrán entonces administrar lo verdadero, esto es, la Palabra de Dios? Si alguien es creyente en el Señor Jesucristo y, sin embargo, es infiel en las cosas pequeñas, ¿cómo puede esperar tener una bienvenida gloriosa o sea una morada gloriosa en el más allá? pero el que es fiel escuchará las palabras del Señor: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21).

En lo que a la expresión “ganar amigos con las riquezas injustas” se refiere, no debemos comprenderlo de un modo equivocado: no nos hacemos amigos personales con las riquezas injustas, sino al contrario, muy pocas veces quienes reciben dinero, que compartimos con ellos por bondad de corazón, muestran gratitud para con nosotros. Según mi comprensión de la Escritura, nos hacemos amigos celestiales con nuestras riquezas injustas. Son los ángeles quienes nos acompañan y guardan, quienes nos llevarán a nuestras moradas celestiales, cfr. Hebreos 1:14.

Por supuesto, todo eso tiene también un aspecto terrenal, pero al hablar de este, tenemos que dejar de lado las moradas eternas: uno puede acercarse también a incrédulos a quienes quisiera llevarlos a donde se predica la Palabra de Dios, mediante métodos prácticos y meramente humanos: uno los invita a comer o a tomar café, o les brinda una pequeña atención en un momento conveniente, y esto facilita grandemente el contacto. Será mucho más fácil después invitar a estas personas a una evangelización o a un estudio bíblico. Pero este no es el verdadero significado de las palabras de Jesús: “Ganad amigos por medio de las riquezas injustas”.

W.M.

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