Solidaridad con Israel tras las órdenes de detención internacionales

Antje Naujoks

El Presidente de Israel, Isaac Herzog, declaró recientemente: “Esperamos que todos nuestros aliados estén codo con codo con nosotros para luchar contra esta terrible situación”. Y añadió: “Hay un imperio del mal que cree en la ideología yihadista de la conquista, primero de Oriente Medio y luego de Europa y el resto del mundo”. Parte de este problema es también la solidaridad árabe acrítica y prácticamente cegadaciega. Bastantes personas acusaron de ello al fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya, Karim Asad Ahmad Khan.

El abogado nacido en Edimburgo, con raíces pakistaníes y licenciado en Derecho Islámico, está al frente de la CPI desde junio de 2021. Incluso antes de asumir el cargo, su actitud hostil hacia Israel no era ningún secreto. En otoño de 2024, Khan envió una clara señal con una reunión especialmente amistosa con Mahmoud Abbas. Se refirió a Abbas no como el presidente de la Autoridad Palestina, sino como el “presidente del Estado de Palestina”. Esta declaración provocó considerables críticas, al igual que la emisión de órdenes internacionales de detención contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ex ministro de defensa Yoav Gallant.

Según la opinión de muchos expertos, tales órdenes de detención contra representantes electos de un Estado democrático como Israel, exceden las competencias de la CPI. No obstante, el Ggobierno alemán hizo una aparición vacilante tras el anuncio de las órdenes de detención, sin apenas adoptar una postura clara en un comunicado de prensa, que duró casi media hora. Solo unos pocos políticos alemanes expresaron su clara oposición a las órdenes de detención. Sin embargo, a nivel gubernamental, en un país que considera la seguridad de Israel parte de su razón de ser, se emprendieron endebles maniobras evasivas.

Francia, por su parte, concedió inmediatamente la inmunidad a los políticos israelíes en cuestión, a pesar del estado de ánimo problemático del país: el 12% de la población dijo que estaría a favor que los judíos abandonaran Francia y el 46% estuvo de acuerdo con al menos seis de doce declaraciones antisemitas. Estados Unidos, que adoptó una postura más crítica hacia la CPI tras los atentados de 2001 contra el World Trade Center, ya había aprobado leyes que se activaron bajo la primera presidencia de Trump y que ahora podrían volver a utilizarse potencialmente para apoyar a Israel.

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