La Biblia habla explícitamente de la restauración de Israel
Un examen crítico de la enseñanza de que la Iglesia ha reemplazado a Israel y un examen de los pasajes bíblicos utilizados para apoyar esta posición del llamado supercesionismo (también llamada teología de la sustitución).
La Biblia habla varias veces del regreso del pueblo de Israel a su tierra. Citaremos algunos ejemplos a continuación, empezando por Deuteronomio 30:1-6, una descripción estratégica de los planes de Dios para Israel:
“Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres. Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas”.
Esta profecía describe a grandes rasgos el futuro de Israel. Dios había liberado a su pueblo de Egipto a través de un dramático rescate y le había dado la Ley. En Deuteronomio 28-29, Dios enumera las bendiciones que Israel recibirá si le obedece, así como las maldiciones que seguirán a su desobediencia. A continuación, el Señor habla del futuro de Israel. Después de su exclusión y dispersión entre las naciones, llegará un momento en que Israel “se convertirá a Jehová” y Dios “tendrá misericordia de él”. Esto incluye también la salvación espiritual de Israel (“circuncidará Jehová tu Dios tu corazón”) y su vuelta “a la tierra que heredaron tus padres”. En resumen, Dios promete al pueblo de Israel que se salvará después de un periodo de exilio y que volverá a la tierra prometida.
Basándose en Josué 21:43-45, a veces se afirma que la promesa de la tierra se cumplió completamente en los tiempos de Josué. En este pasaje leemos: “No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió”. Sin embargo, este pasaje se refiere al cumplimiento de las promesas de Dios y Su fidelidad durante la primera fase de la conquista de Canaán, pero no puede referirse a un cumplimiento final de la promesa de la tierra, porque en aquel momento Israel aún no estaba bajo la maldición y todavía no había sido dispersado por las naciones —un acontecimiento que debe tener lugar antes de la salvación y la restauración de Israel. El plan de Dios para el regreso de Israel a la Tierra Prometida se confirma también en Jeremías 16:14-15:
“No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres”.
Siglos después de los acontecimientos de Josué 21, en una época de flagrante desobediencia, Dios promete “volver a Israel a su tierra”, la tierra que “dio a sus padres”. El futuro retorno de Israel a su territorio está vinculado aquí al pacto que Dios había hecho con Abraham y los patriarcas de Israel.
El mensaje de Deuteronomio 30:1-6 se confirma en muchos otros pasajes. Según Ezequiel 36:22-30, Israel se salvará después de un tiempo de dispersión y regresará a su tierra:
“Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos. Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones”. También Ezequiel 37:21-28 promete la restauración de Israel: “…y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios. Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra. Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre. Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre”.
Un mensaje similar se encuentra en Jeremías 30:1-3: “Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado. Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán”. Hay muchos otros pasajes que anuncian la restauración de Israel. Según Isaías 66:22, la “descendencia” y el “nombre” de Israel permanecerán, al igual que los “cielos nuevos y la nueva tierra”. Según Joel 3:20, “…Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación”. En Sofonías 3:20, Dios promete cambiar el destino de su pueblo: “En aquel tiempo los traeré a ustedes, los reuniré; haré que cambie su suerte, y les daré fama y honor entre todos los pueblos de la tierra. Yo, el Señor, lo he dicho” (dhh). Cuando comparamos estos y otros textos sobre el tema de la restauración, observamos ciertos paralelismos:
1. La restauración de Israel significa tanto su salvación espiritual como bendiciones materiales, incluida la posesión de la Tierra Prometida.
2. La promesa de restauración no se basa en la grandeza de Israel, sino en la elección de gracia de Dios y en Su naturaleza.
3. La promesa de restauración se cumplirá después de un tiempo de desobediencia de Israel.
De estos y otros muchos pasajes se desprende claramente que la restauración de Israel es un tema principal del AT y una parte indispensable de la enseñanza bíblica. Por tanto, debemos abstenernos de perspectivas que afirmen lo contrario, tanto más porque no hay textos del Nuevo Testamento que revoquen o reinterpreten las predicciones del Antiguo Testamento.
Sin embargo, el futuro del pueblo de Israel no es solo objeto del AT. Romanos 11:26 (“y así, todo Israel será salvo”; LBLA) también confirma que Israel experimentará una salvación y restauración nacional en cierto momento en el futuro. Blaising y Bock afirman: “La pequeña palabra ‘así’ [en griego: houtos] en Romanos 11:26 debería traducirse como ‘de esta manera’, como indicación de que la salvación de Israel (y a la luz del contexto, esto se refiere indudablemente a toda la nación) tendrá lugar exactamente como predijeron los profetas”.
Puesto que las otras diez menciones de Israel en los capítulos 9,10 y 11 de Romanos se refieren claramente al pueblo étnico, el “Israel que será salvo” (11:26) también debe significar el pueblo físico de Israel. Johnson escribe: “Es exegética y teológicamente extremadamente improbable que el término Israel, que se usa diez veces para la nación en la teodicea de Romanos 9-11, se refiera de repente y sin explicación a un Israel espiritual formado por judíos y gentiles elegidos”.
Romanos 11:27-28 relaciona la salvación y restauración de Israel con la promesa de un nuevo pacto que Dios ya predijo en el Antiguo Testamento. Burns escribe: “Según Pablo, el regreso escatológico del Mesías parece ser el momento en que Dios ratificará, en Su soberanía, la promesa del Nuevo Pacto”. Kaiser por su parte ve en Romanos 11:27 otra referencia al retorno de Israel a su territorio: “Se nos recuerda de nuevo la promesa de la tierra y del destino que Dios dio a su pueblo Israel desde el inicio. Esta promesa se encuentra incluso en el mismo contexto que el anuncio de un Nuevo Pacto (Jeremías 31:31-34; cf. vv. 35-40)”. Romanos 11 es, por lo tanto, una prueba del futuro especial de Israel. Blaising se pregunta: “¿Puede justificarse teológicamente la fe en el futuro de Israel? Sí, porque Dios es fiel a su Palabra. Sí, ‘Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos’ (Malaquías 3:6). Sí, porque ‘irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios’ (Romanos 11:29)”. Cranfield escribe: “Es obvio que Pablo estaba pensando en una restauración de toda la nación de Israel en el sentido de un acontecimiento escatológico al final de los tiempos”.
La opinión de que Romanos 11:26 habla de una salvación futura del pueblo de Israel tiene muchos partidarios entre los comentaristas y teólogos cristianos. En mi opinión, se trata aquí de un punto de vista histórico de la Iglesia cristiana. No hay nada en este texto que refute la expectativa del Antiguo Testamento con respecto a la restauración de Israel. Romanos 11:27 vincula las promesas del Antiguo Testamento de un pacto nuevo con la salvación de Israel, como se menciona en el versículo anterior (11:26). Esto podría indicar que todo el Nuevo Pacto, incluidas las bendiciones físicas prometidas, pertenecerán al pueblo de Israel en el futuro. En resumen, la principal razón para creer en una restauración del pueblo de Israel es el hecho de que la Biblia así lo enseña.