El misterio de la iniquidad
“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Ts. 2:7-9).
Bajo la revelación de Dios, el apóstol Pablo nos revela el misterio de la iniquidad. ¿Qué es este misterio? La anarquía y la apostasía siempre han existido, y ya se predijeron en el Nuevo Testamento para el primer periodo post apostólico: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Ti. 4:1).
Pero el misterio del que habla 2 Tesalonicenses 2 se refiere a la iniquidad asociada a la venida de Jesús. Se trata de la última anarquía inmediatamente anterior al regreso del Señor: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Ts. 2:8).
El misterio reside en el hecho de que el clímax de la iniquidad llegará con la revelación del “inicuo”, lo que ocurrirá poco antes del regreso de Jesús: “Y entonces se manifestará aquel inicuo” (2 Ts. 2:8). El misterio de la iniquidad se refiere, pues, a la persona de la iniquidad, lo que se subraya en los versículos 3 y 9: “…sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (…) inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (cf. Apocalipsis 13:12-13).
La respuesta de Dios
“…Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts. 2:10-12).
El dictador mundial anticristiano y el falso profeta recibirán su poder directamente de satanás (v. 9; cf. Apocalipsis 13:1-2, 11-12). Apocalipsis 17:12-13 describe cómo los diez gobernantes del futuro (llamados “reyes”) serán de la misma opinión que este gobernante mundial anticristiano, y le otorgarán su poder y autoridad, lo que muy bien podría ser el clímax de la apostasía. Su accionar concuerda con lo que dice Pablo en 2 Tesalonicenses 2:10-12. Leemos en Apocalipsis 17:17: “…porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios”.
Esto será el apocalipsis propiamente dicho: existe un mundo espiritual invisible detrás de la historia de la humanidad. Así va madurando la iniquidad a través de la historia y, en última instancia, dará a luz al “inicuo”. Las revelaciones de Dios arrojan luz sobre este proceso. Pues ¿no describen con sorprendente exactitud a nuestro tiempo los siguientes versículos bíblicos?
“…y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt. 24:12). – “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?” (Sal. 11:3). – “Cercando andan los malos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres” (Sal. 12:9).
Alguien dijo, de manera muy acertada: “Vivimos en una generación en la que el pecado, que antes se arrastraba sigilosamente por el callejón trasero, ahora se pavonea por la calle principal”.
Sin embargo, por muy mal que vayan las cosas, nuestra atención sigue centrada en las siguientes verdades:
- Se sigue proclamando el evangelio de la absolutamente suficiente gracia de Dios (Hechos 20:24). Con razón, “evangelio” significa “buenas nuevas”, “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11).
- En este tiempo de gracia, cualquier persona, sin importar sus circunstancias, puede salvarse (Romanos 10:13).
- Incluso los peores déspotas siguen disfrutando del cuidado de Dios para Sus criaturas.
- Dios sigue haciendo salir su sol y caer su lluvia sobre justos e injustos (Mateo 5:45).
- En Su paciencia, Dios sigue conduciendo a las personas al arrepentimiento y la conversión (a un cambio de mentalidad). Al igual que la paciencia del Señor esperó en los días de Noé, durante la construcción del arca (1 Pedro 3:20), Su paciencia hoy da oportunidad a los incrédulos para volverse a Él antes que sea tarde (2 Pedro 3:19; Hebreos 3:7).
Siete desafíos para la Iglesia de los últimos tiempos
1. Defendamos apologéticamente la verdad completa de la Biblia: “…que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Ti. 4:2).
2. Observemos sobriamente, sin especular, las señales de los tiempos y llamemos la atención a ellas: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pe 1:19).
3. Esperemos el regreso de Jesús con amor, preparando nuestras vidas para ello: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Ti. 4:8).
4. Ofrezcamos, con el amor de Jesús, el mensaje salvador de Jesús a nuestros semejantes: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Co. 5:20).
5. Hagamos lo que dijo Dietrich Bonhoeffer: “Puede ser que mañana sea el día del juicio final. Entonces abandonaremos nuestro trabajo por un mundo mejor, ¡pero no antes!”. También consideremos esto: “…aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:16).
6. Seamos sobrios y vigilantes como Iglesia de Jesús; no nos perdamos en discusiones y contiendas ni dejemos que se nos robe la fuerza para lo esencial. Permanezcamos unidos como hermanos: “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros” (2 Co. 13:11).
7. Perseveremos en la oración: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Ti. 2:1-4).
Muy pronto, sí, Jesús vendrá
Y alegre le verá su pueblo.
¡Velad! ¡Orad! El Rey vendrá,
Los suyos arrebatará.