¿Dice Romanos 11:16-24 que los gentiles se convertirán en judíos?
Un examen crítico sobre la enseñanza de que la iglesia ha reemplazado a Israel y un examen de los pasajes bíblicos utilizados por el llamado supersesionismo (también conocido como "teología de la sustitución"). - Parte 7.
Romanos 11:16-24 hace hincapié en la unidad entre gentiles y judíos creyentes. Al igual que en Efesios 2, se trata de una unidad relacionada con la salvación y no con una inclusión de los gentiles creyentes en el pueblo de Israel.
Pablo utiliza aquí la imagen de un olivo, que representa el lugar de la bendición. La raíz corresponde probablemente al pacto hecho con Abraham. El olivo representa la relación de judíos y gentiles con este pacto. Según Romanos 11:17, “algunas de las ramas fueron desgajadas”. Esto se refiere a los judíos incrédulos, que están excluidos de las bendiciones del pacto con Abraham. Los gentiles creyentes —las ramas del olivo silvestre– fueron injertados y han sido hecho participantes de la raíz y de la rica savia del olivo, participando ahora de las bendiciones y son beneficiarios del pacto con Abraham. En Romanos 11:18, Pablo advierte a los cristianos no judíos contra una actitud arrogante hacia las ramas naturales (los judíos), “pues poderoso es Dios para volverlos a injertar” (11:23), lo que va a suceder según el versículo 26, donde Pablo anuncia la salvación del pueblo de Israel.
Es inexplicable como este pasaje, entre todos los pasajes, pudiera ser una prueba de la teología de la sustitución. Es cierto que tanto las ramas “naturales” como las “silvestres” crecen en el mismo olivo, pero en ninguna parte dice que las “ramas silvestres” se hayan convertido de repente en “ramas naturales”. Incluso en este ejemplo, los judíos creyentes y los gentiles se diferencian entre sí. He aquí otro ejemplo del concepto dual de unidad y diferencia. Judíos y gentiles están unidos en su participación en el pacto con Abraham, pero se diferencian en que no adoptan la identidad del otro. Esto establece que, efectivamente, los gentiles se han convertido en beneficiarios de los privilegios de Israel como miembros del nuevo pueblo de Dios; mediante su injerto en el olivo, han recibido una parte de la herencia de gracia de Israel. Tanto los israelitas creyentes como los gentiles son ramas del mismo árbol, pero mientras que Israel no tiene que ceder su identidad a la Iglesia como “tercera” institución, los gentiles deben reconocer su dependencia de la herencia histórica y étnica de Israel. Y aunque comparten esta herencia, siguen siendo ramas silvestres y siguen siendo gentiles a pesar de su participación.
El pacto abrahámico surgió de la promesa de Dios a Abraham y a “la gran nación” que surgiría de él (Génesis 12:2). En el mismo contexto, se predijo que los no judíos también participarían de las bendiciones de este pacto: “…serán benditas en ti todas las familias de la tierra“ (12:3). Las raíces de este pacto abrahámico son judías, pero Dios planeó desde el principio que los gentiles también participarían en ella. Esto es exactamente lo que ocurrió (Gálatas 3:7-8, 29).
Ahora surge la pregunta de por qué la participación de los gentiles, de la que habla el AT, debería significar que el pueblo de Israel haya perdido su participación en el pacto con Abraham. Tal conclusión es ilógica. Pablo afirma explícitamente que Dios volverá a injertar a los israelitas en la raíz cuando regrese el Señor Jesucristo (Romanos 11:26).
Los gentiles creyentes comparten ahora los pactos de Israel. Desde el punto de vista de la salvación, judíos y gentiles creyentes forman juntos el único pueblo de Dios. Sin embargo, este hecho no excluye un papel futuro para el pueblo de Israel, ni significa que la Iglesia sea idéntica a Israel. House afirma: “La enjertación de los gentiles en el ‘buen olivo’ (Romanos 11:16-24) no debe entenderse como una reducción de las promesas para Israel, sino como una mejora de la posición de los gentiles”.
En resumen, Efesios 2:11-22 y Romanos 11:16-24 describen la unidad entre judíos y no judíos creyentes. Sin embargo, el papel único del pueblo de Israel como nación no queda anulado por esta unidad relacionada con la salvación. Según Bock, los no supercesionistas interpretan la unidad descrita en el NT precisamente como una unidad relacionada con la salvación de judíos y gentiles en Cristo. Además, “reconocen la conexión entre estos textos y las promesas del Antiguo Testamento; sin embargo, esta conexión no significa que se haya abolido el cumplimiento de estas promesas al pueblo de Israel”. Este enfoque hace justicia tanto a los pasajes del Nuevo Testamento sobre la unidad de judíos y gentiles como a los pasajes sobre el futuro de Israel, que se encuentran tanto en el AT como en el NT.