Fuerza espiritual para cada día
“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” 1 Juan 2:6
Me gustaría hacerte una pregunta con la mayor seriedad: ¿Has permanecido en Jesús, en Su muerte y crucifixión? Sé muy bien que nuestra carne detesta esto. Oí de un hermano que había sufrido una gran injusticia por parte de otros hermanos. Por eso, él siempre oraba lo siguiente: ‘Señor, haz que los clavos me sostengan‘. Con esto quería decir: ‘Señor, ayúdame a no descender de la cruz, ayúdame a no justificarme a mí mismo, ayúdame a no vengarme.‘ ¿No es esa la victoria de Jesús, el Cordero de Dios? El podía haber hecho valer sus derechos porque le había sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, pero permaneció en la cruz aun cuando le desafiaron diciendo: “Sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.” ¿Acaso no podría haber descendido? ¡Claro que sí! Pero el Cordero venció. El anduvo con Dios hasta el final. Su andar con Dios se expresó en Su obediencia absoluta hasta la muerte, sí, la muerte de cruz. Si tú quieres andar con Dios - lo cual es posible - sabe que el Calvario es el punto de partida. Allí debe quedar tu orgullosa naturaleza. Hoy puede comenzar algo nuevo en tu vida si tú te humillas delante de Dios y le dices: ‘Mi Dios, quiero comenzar ahora y andar contigo, dejándome guiar adónde no quiero - comenzando en el Calvario‘.