Fuerza espiritual para cada día
“Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios.” 2 Corintios 13:4
Jesús es llamado Cordero de Dios para revelar el carácter de Su victoria. Pues la victoria de Jesús es la victoria del Cordero. Jesús conquistó la victoria prescindiendo totalmente de cualquier esfuerzo humano. De hecho, si bien El fue “crucificado en debilidad,” resucitó en poder. Por eso, la expresión “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” es tan poderosa en su aparente contradicción: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” ¡El más débil realizó el hecho más grandioso! Al estar colgado en la cruz, comenzó la mayor revelación de poder de todos los tiempos delante del mundo invisible, admirado y temeroso: El Cordero de Dios cargó el pecado del mundo. ¿Cuál fue esa fuerza tan grande que fortaleció a este débil cordero para cargar el pecado del mundo entero? He aquí la respuesta: El amor de Dios por todo el mundo estaba detrás de todo esto. No está escrito: ‘He aquí el Cordero”, sino: “He aquí el Cordero de Dios.” El Cordero tenía la capacidad - por el poder del amor de Dios, de consumar lo que tiene valor eterno: Quitar el pecado y la culpa de todos los hombres. Y aquella persona que ahora sigue al Cordero, experimenta exactamente la misma cosa: En la mayor debilidad, consigue realizar las cosas más difíciles. En ese sentido, hay un pasaje bíblico que adquiere mayor significado: “mi poder se perfecciona en la debilidad.”