Fuerza espiritual para cada día
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.” 2 Corintios 12:7
Otro tipo de táctica de Satanás es el ataque frontal y directo al cuerpo, alma, y espíritu de los hijos de Dios. Esta es una guerra en todos los frentes. También Pablo, como siervo del Señor, conocía eso. El ataque continuo de Satanás a su cuerpo también había afectado su espíritu y su alma. ¿Qué contraataque debemos usar cuando el enemigo se nos enfrenta de esa manera? ¿Cómo debemos comportarnos en ese caso? Nuestra táctica de respuesta debe consistir en no contraatacar, bajo ningún punto de vista, sino en consultar a nuestro Comandante supremo, Jesucristo. Pablo hizo exactamente eso. Cuando él veía que otros eran afligidos por Satanás, le ordenaba al enemigo que se apartase, en el nombre de Jesús. Pero cuando él mismo era atacado, recurría al Señor: “Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.” Y he aquí que el Señor Jesús, el mayor estratega, hizo una maravilla: Le abrió las fuentes de la gracia a su siervo, diciéndole: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” De esa forma, la táctica ofensiva del enemigo no pudo conseguir nada en la vida de Pablo.