Fuerza espiritual para cada día
“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.” Mateo 4:19-20
Cuando el Señor le dijo a Pedro: “Y te llevará a donde no quieras” éste fue un nuevo y más profundo llamado para el discipulado. Un segundo tipo de discipulado, pues Pedro ya había oído una vez el llamado del Señor en el lago de Genesaret. Después de la crucifixión y resurrección, el Señor ya había llamado a Pedro para ser su discípulo cuando dijo: “Sígueme.” ¿Por qué entonces el Señor le llama por segunda vez? Es que existen dos tipos de discipulado: Uno exterior y otro interior. Existe un discipulado de Jesús exterior, el cual no conlleva la renovación del corazón, en forma tal que la persona en cuestión no alcanza una vida fructífera y victoriosa. Pero el discipulado interior tiene como consecuencia una renovación radical. La ausencia de poder en los cristianos de hoy en día, debe su origen al hecho de seguir al Señor apenas exteriormente. Debemos examinarnos seriamente y orar: “Señor, guárdame de seguirte solamente en forma exterior.” Aquél que no conoce el discipulado real, que no sigue a Jesús de todo corazón, arrastra las consecuencias de todo eso: Le falta poder de lo alto y en su vida no existe el amén que viene del santuario.