Fuerza espiritual para cada día
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Génesis 1:27
Dios quiere que el hombre siga el camino de la perfección para que, una vez más, pueda ser semejante a El. Cuando Dios terminó de crear al hombre por medio de Su mano maestra, El mismo se vio reflejado en ese primer ser: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.” Los primeros hombres deben haber tenido una belleza fuera de lo común pero, por el pecado, perdieron esa imagen de Dios. Es por eso que Dios envió a su Hijo unigénito, para poder salvar al hombre caído por el pecado y transformarlo una vez más a Su imagen. Cuando una persona reconoce lo pecadora que es y recibe a Jesucristo en su corazón, quien cargó todos sus pecados en la cruz del Calvario y la reconcilió con Dios, es allí que se efectúa la maravilla que se describe en Juan 1:12: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” A partir de ese momento, el Espíritu Santo forja, cada vez más intensamente, en esa persona el siguiente deseo: “Me gustaría ser como Jesús.” ¡Ese es el camino de la perfección! Cuando lleguemos a nuestra meta y estemos con El, lo cual ansiamos grandemente, entonces: “... seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.”