Fuerza espiritual para cada día
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.” Gálatas 5:13
Cuando leemos este versículo bíblico, queda contestada la interrogante de nuestra vocación. ¿Cuál es nuestra vocación como hijos de Dios? ¡Vivir en libertad! Pablo reafirma esto en Romanos 8:21: “Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.” Una persona que nace de nuevo, se liberta de la esclavitud del pecado y alcanza la gloriosa libertad de los hijos de Dios, los cuales están libres de culpa y son hijos e hijas del Dios vivo. Ahora, Pablo también advierte contra el mal uso de esa libertad, pues ella, en realidad, podría ser usada en forma desequilibrada: “solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne.” ¿Qué debemos hacer entonces con la maravillosa libertad en Cristo Jesús? ¿Podemos vivirla solamente para nosotros mismos? La respuesta es un claro y enfático no. La libertad que tenemos por medio del Señor debe estar sujeta al Espíritu Santo. No somos nosotros, por lo tanto, quienes disponemos de nuestra libertad a discreción, sino el Espíritu de Dios.