Fuerza espiritual para cada día
“Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio.” Filipenses 1:3-5
Pese a que Pablo se encontraba en una situación muy difícil, sus pensamientos acerca de los hermanos en la fe eran puros y buenos. Por ejemplo, él menciona: “por vuestra comunión en el evangelio.” Ese andar codo a codo, esa comunión de los unos con los otros produce un pensamiento recíproco y bendecido. Qué bueno sería que siempre nos preguntásemos: ¿Cómo pienso acerca de los demás? Ya que los pensamientos son un poder. Si bien no se los puede oír, se los puede sentir. Por eso, el diablo siempre procura provocar la desunión entre los hijos de Dios, intenta separarlos para que falte ese poder, para que no exista esa bendición de pensar el uno en el otro y para que no fluya el amor de Jesús de corazón a corazón. ¿Tus pensamientos bendicen a cada uno de los que se te acercan? ¿Amas, realmente, a todos ellos? El creyente carnal se preocupa tan sólo por su propia situación, pero los pensamientos bendecidos del cristiano espiritual, con respecto a su prójimo, producen una liberación interior de los propios problemas. Esas son personas bendecidas - sin depender de los problemas en su propia vida, consiguen bendecir a los otros en pensamiento. ¡En esto consiste el misterioso poder del cuerpo de Cristo, en que cada uno bendiga al otro!