Fuerza espiritual para cada día
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.” Santiago 1:12
Aquí vemos dos condiciones para recibir la corona de vida. Primero, soportar la tentación. Es un engaño pensar que si seguimos al Señor Jesús seremos libres de las tentaciones. ¡Al contrario! Existen tentaciones en el espíritu, en las que, como hijos de Dios, muchas veces tenemos que atravesar por túneles muy oscuros. Es entonces que nos da la impresión que el Señor está muy lejos, pero, precisamente allí, está muy cerca nuestro. En ese mismo momento, la mano horadada de Jesús te sostiene. Ahora, también están las tentaciones del alma. Eso se da cuando entramos en situaciones que prueban nuestras emociones, sí, somos afligidos por depresiones. Pero está escrito que Jesús mora en nuestros corazones “por la fe”, y no por medio de nuestros sentimientos. Más allá de eso, también están las tentaciones del cuerpo, en las que somos afligidos por poderes de enfermedad. Pero el Señor Jesús es el gran médico. La segunda condición para recibir la corona de la vida es que le amemos. Podemos creer en Jesús, podemos hablar de él con convicción, podemos esforzarnos en seguirlo, pero el Señor está interesado, en primer lugar, en que le amemos de verdad. ¿Amas a Jesús? ¿Late tu corazón más aprisa cuando te acuerdas de El? La Palabra de Dios promete: “Jehová guarda a todos los que le aman.”