Fuerza espiritual para cada día
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay...” Juan 14:1-2
¡Cuán maravilloso será nuestro primer día en la casa del Padre! Todos nos acordamos de algunos “primeros días” en nuestra vida: el primer día en la escuela, el primer día en el trabajo, etc. Todos esos son días inolvidables, especialmente el primer día de nuestra vida espiritual, el día de la conversión, el cual siempre debe ser un recuerdo vivo para nosotros. Ahora, tú jamás debes decir: ‘el primer día, después de mi conversión, fue el día más glorioso de mi vida”, ya que esa gloria, ese ardiente amor que tenías al comienzo te es necesario también ahora. ¡Tú cuentas hoy en día con el mismo Salvador que tenías en aquella oportunidad! La Escritura dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” El primer día que pases en la eternidad será tu último día sobre la Tierra. Esa grandiosa realidad no debe ser ignorada. No es en vano que el salmista dice: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.” Los tontos que viven y se comportan en esta vida como si fuesen a vivir eternamente están ciegos, ya que todos pasaremos a la eternidad, lo cual muchas veces sucede en forma repentina e inesperada. Ese “día X” será nuestro último día aquí en la Tierra y el primero en la eternidad.