Fuerza espiritual para cada día
“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte...” Hebreos 2:14
Lo que esto quiere decir es que Jesucristo, el eterno Hijo de Dios, se hizo uno con la muerte. El mismo luchó con la muerte. No con la muerte que quiso matarlo sino con el oscuro y terrible poder de la muerte, mas Jesús venció sacándole el poder y la fuerza que ejercía. Pablo dice: “El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.” La ley de Dios hace que el pecado sea muy grave y nos acusa, y el aguijón de la muerte es el pecado que nos separa de Dios. Con todo, el apóstol exclama triunfalmente: “Sorbida es la muerte en victoria.” Por eso, Pablo también puede testificar que, para él, la muerte ya no tiene el mismo significado: “Teniendo deseo de partir y estar con Cristo.” Con seguridad, muchos creyentes compartirán este “deseo de partir” de todo corazón, pero tienen la siguiente duda: ‘¿Será que todo esto es verdad?” Si existen esas dudas en tu corazón, entonces debes avergonzarte, pues el Señor Jesús prometió la vida eterna a todos los que se arrepienten genuinamente: “Hoy estarás conmigo en el paraíso.”