Fuerza espiritual para cada día
“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.” Salmo 103:1-2
La alabanza y la acción de gracias obran milagros, sobre todo cuando interiormente te sientes como si estuvieras encerrado en una prisión, cuando todo parece obstaculizado y deteriorado; cuando la Biblia ya no habla a tu corazón y apenas consigues pronunciar el nombre de Jesús. Pablo y Silas alabaron a Dios cuando estaban en la prisión con sus espaldas ensangrentadas. Cuando oraron, cantaron y alabaron a Dios, El les abrió las puertas de la prisión y quebró todas sus cadenas.
Comienza tú también a agradecer y a alabar, no importa el tipo de “prisión” en la que te encuentres. Pues cuando cantamos y alabamos al Señor, él abre las puertas de nuestras circunstancias y dificultades. Puede ser que el Señor no resuelva tu problema, pero sí te liberará del mismo. Y si la respuesta a tu oración demora, entonces es cuando más debes alabarlo. Cuando pasamos por pruebas, las acciones de gracias fortalecen nuestra fe. La alabanza de nuestros labios muestra que realmente hay fe en nuestro corazón. Cuando reconoces eso, entonces, por medio de la alabanza y las acciones de gracias, entras en el misterio de ser continua y constantemente abastecido con la fuerza y el poder del Señor.