Fuerza espiritual para cada día
“A fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.” Efesios 1:12
Cuando hablamos que debemos ser para alabanza de la gloria del Señor, entonces pisamos en un terreno muy descuidado en la iglesia de Jesús. Al pensar en esto me vienen a la mente las palabras que el Señor dijo al final de Su vida: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.” Dios, el Señor, nos predestinó en Jesucristo para ser para alabanza de Su gloria. Por intermedio del profeta Isaías nos lo dice en forma más directa, bien personalmente a cada uno de nosotros: “Y serás corona de gloria en la mano de Jehová...” Si, en realidad, estamos muertos con Cristo, estamos en condiciones de penetrar en la ilimitada profundidad y amplitud de la excelsa persona del Dios eterno. Esa posición nos coloca en las eternas esferas de júbilo, y esa alabanza y gracia nos salvan de cualquier depresión y disgusto, fortalecen nuestras rodillas tambaleantes y le dan al Señor la oportunidad de colocar nuestros pies sobre la Roca, la cual ni tiembla ni oscila. Así llegamos a ser para alabanza de su gloria, pues la alabanza y la gratitud son la más alta expresión de la fe.