Fuerza espiritual para cada día
“Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” 1 Juan 3:2
Muchos cristianos sufren interiormente porque encuentran relatos bíblicos en los que el Señor se manifestó en forma visible a las personas. Pensemos, por ejemplo, en el anuncio del nacimiento de Sansón, por el ángel del Señor, o en el anuncio del nacimiento de Jesús, por el ángel Gabriel, a María. ¿Te puedes imaginar qué maravilloso sería si te sucediera a ti algo tan extraordinario? ¿Ya has sentido el anhelo de ver a un mensajero del cielo a tu lado que venga para comunicarte alguna cosa o para encomendarte alguna tarea? ¿Sería más fácil creer si sucediera algo así? No. Alégrate por no experimentar tales cosas, porque cuanto más se ve tanto más difícil se torna el puro y simple creer. Hasta Zacarías continuó en incredulidad después de la aparición del ángel y después de haber recibido su promesa. Pedro dice a los muchos creyentes que aman íntimamente al Señor, aunque no le han visto, que es necesario que así acontezca porque, entonces, la alegría será mucho mayor cuando le veamos cara a cara. ¿Cuándo sucederá esto? En el momento en que sean abiertos nuestros ojos durante el arrebatamiento. ¡Sí, realmente en ese momento, con una alegría inefable, le veremos como él es!