Fuerza espiritual para cada día

“Y a la me­dia­no­che se oyó un cla­mor: ¡Aquí vie­ne el es­po­so; sa­lid a re­ci­bir­le!” Mateo 25:6

Hoy es­ta­mos muy cer­ca de la me­dia­no­che en la his­to­ria del mun­do. La Bi­blia es la eter­na y ver­da­de­ra Pa­la­bra del Dios vi­vo. Ella es el li­bro de la his­to­ria del fu­tu­ro. Por eso, da cla­ri­dad so­bre lo que de­be su­ce­der an­tes de que Je­sús vuel­va, con el pro­pó­si­to de es­ta­ble­cer Su rei­no de paz so­bre la Tie­rra. ¿Por qué de­ci­mos que es la me­dia­no­che en la his­to­ria del mun­do? La res­pues­ta es: por­que las se­ña­les del tiem­po del fin se es­tán cum­plien­do. La des­o­rien­ta­ción de los go­bier­nos au­men­ta. En to­das par­tes se pue­de cons­ta­tar un mie­do pro­gre­si­vo y pa­ra­li­zan­te en­tre las per­so­nas. Mi­les es­tán en­fer­mos de los ner­vios o del co­ra­zón, es­cla­vos de la an­sie­dad del es­pí­ri­tu de es­ta épo­ca y de la in­se­gu­ri­dad en re­la­ción al fu­tu­ro, el cual pa­re­ce ser ne­gro y si­nies­tro. Hoy en día, por ejem­plo, es po­si­ble mo­ver los po­de­res de los cie­los por me­dio de bom­bas ató­mi­cas y de hi­dró­ge­no. Las ten­sio­nes de es­te ti­po au­men­tan. ¿Qué de­be ha­cer­se? ¿A quién de­be­mos co­rrer? Só­lo exis­te una res­pues­ta: Só­lo Je­sús nos pue­de ayu­dar. Pron­to ven­drá en gran po­der y glo­ria. Su rei­no se­rá un rei­no de paz y jus­ti­cia. La ac­ción de Dios se mue­ve en di­rec­ción a la me­ta pe­ro, en es­te pre­ci­so mo­men­to, El nos di­ce: “Ve­nid a mí to­dos los que es­táis tra­ba­ja­dos y car­ga­dos, y yo os ha­ré des­can­sar.”

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