Fuerza espiritual para cada día
“Bendito el hombre que confía en Jehovah, y cuya confianza es Jehovah.” Jeremías 17:7
A esto decimos amén. La palabra amén significa: Así sea. ¡Así es! Amén afirma solemnemente lo que acabó de ser dicho. Jesús es el gran afirmador; inmutable e invariable, porque todas las promesas son sí y amén en El. El hombre natural esta lleno de ambiguedades. Toda ambiguedad en nuestra vida corresponde a la índole del anticristo, en quien será representado el más alto grado de ambiguedad: aparentará ser Cristo pero no lo será. ¡Pero el Señor resucitado es sí y amén! El es amén gracias al merecimiento de Su preciosa sangre. El es amén en Su justicia. Y esta vestidura santa y gloriosa del amén comienza a brillar cada vez más clara y fuertemente en este mundo en decadecia. El es amén en cada nombre que lleva, en cada situación: El es el Novio de la Iglesia, quien nunca jamás se separará de ella. El es el Amigo, que te ama más que un hermano. El es el Pastor, que está a tu lado en el valle oscuro. El es tu Ayudador y tu Salvador, tu Roca y tu Castillo, tu Confianza, tu Alegría, tu Todo, tu Sí y Amén en todas las cosas. ¡Oh, si yo pudiera grabar con letras doradas en tu corazón: ¡Solamente Jesús es tu confianza, el Amén divino en tu alma!