Fuerza espiritual para cada día
“El le dijo: -¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: -Jacob. El le dijo: -No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has contendido con Dios y con los hombres, y has prevalecido.” Génesis 32:27-28
Existe una tercera persona cuyo nombre fue renovado, ya aquí en la tierra. Esto sucedió en aquella noche misteriosa en Peniel. Este secreto casi no lo podemos sondear. Cuando Jacob estuvo solo, un hombre luchó con él. Muchas veces se enseña que Jacob luchó con Dios, pero esto no es correcto porque, primeramente, Dios luchó con Jacob hasta que el alba rayó. Está claramente escrito: “Un hombre luchó con él hasta que rayaba el alba.” ¿Hasta cuando? Hasta que el Señor quebrantó su fuerza humana, porque él no se quería doblegar. Recién ahí Jacob comenzó a luchar. Se asió del Señor y clamó: “No te dejaré, si no me bendices.” Debemos tener en cuenta que el Señor sí lo bendijo, pero recién después de la renovación del nombre, cuando Jacob confesó lo que era en lo íntimo de su ser. Jacob lloró, luchó persistentemente y exclamó: “No te dejaré, si no me bendices.” El quería que el Señor lo bendijera inmediatamente. Entonces el Señor le preguntó: “¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: -Jacob.” Esto era una confesión de pecado, porque Jacob significa “impostor, engañador”. Después de haber confesado esto, el Señor dijo: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel.”