Fuerza espiritual para cada día
“Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él también es puro.” 1 Juan 3:3
Creo que muchas pruebas le son atribuidas a Satanás, pero, en realidad, provienen de un corazón que todavía no fue purificado de todos los pecados. ¡Cuánto nerviosismo y cuánta irritación se apartarían de tu vida si no hubieras olvidado la purificación de tus pecados anteriores. La crisis de purificación se debe a que no andas al mismo paso que el Señor. Enoc no fue arrebatado así no más. Leemos de él: “Caminó, pues, Enoc con Dios y desapareció, porque Dios lo llevó consigo.” En otras palabras: Enoc anduvo al mismo paso que el Señor. ¿Sabes lo que significa adelantarse al Señor, dejando de ir al mismo paso que El? Significa tener una intensa vida de religiosidad, sin una purificación más profunda en Su presencia. Esta es la tensión en la cual vivimos cuando decimos, cantamos u oramos algo que no coincide con nuestro hombre interior. Si das testimonio de algo que todavía no has experimentado, ese testimonio no tiene poder, porque cae la sombra de la crisis de purificación sobre tu vida de fe. Esta es la gran impotencia cristiana. Por eso: ¡Sal a la luz!