Fuerza espiritual para cada día
“¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?” Números 32:6
Como miembros de la Iglesia de Jesús estamos íntimamente unidos por parentesco, fuimos comprados por la misma sangre. Sin embargo, la consanguinidad trae compromisos. A través de las luchas y de los sufrimientos de los santos del tiempo pasado hemos recibido innumerables bendiciones, porque ellos nos han precedido con un verdadero espíritu pionero, porque estaban llenos de fe, y porque no vivieron una vida de cómodo autocontentamiento. Su fe es para nosotros un poderoso aliento para seguir al Señor más resueltamente. Hebreos 11:40 también testifica que ellos no serían perfeccionados aparte de nosotros. El Señor dice por boca del profeta Jeremías: “¡Maldito el que haga con negligencia la obra de Jehovah!” Sé bien que el temor a las pruebas es una gran tentación para los que están sentados en casa, en orgullosa tranquilidad, y miran como espectadores hacia el palenque del Reino de Dios, en vez de bajar ellos mismos allí. ¡Pero la lucha te está ordenada también a ti! ¿Cómo puedes querer recibir la corona si evitas la cruz? Si los mejores son purificados por el fuego, difícilmente podremos evitar la prueba. ¡Levantémonos, pues el tiempo que vivimos es muy difícil! ¡El Señor de la viña tiene que encontrarnos velando y orando!