Fuerza espiritual para cada día
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios.” 1 Juan 4:2
El estudio diligente de la Palabra de Dios y, así también, de la Palabra profética, es de suma importancia para nuestra vida interior. Pedro dice que debemos estar atentos hasta que: “...la estrella de la mañana nazca en vuestros corazones” y, de esta forma, él habla de la venida del Señor. Mas la puerta de la Palabra de Dios solamente puede ser abierta a través de un estudio cuidadoso. Las Sagradas Escrituras exigen búsqueda y esfuerzo. Ellas contienen el sello de la pureza divina. ¿Quién tiene el coraje de tratarlas con desdén o desprecio? ¡Quién desprecia las Escrituras desprecia a Dios, quién mandó escribirlas por la inspiración del Espíritu Santo! ¡Qué el Señor nos libre de apartarnos indiferentemente de Su Palabra! Crecemos en el mucho estudio de las Sagradas Escrituras y en la quietud. ¡La Biblia está repleta de sorpresas! Soy conciente de que es, justamente, la prisa de vivir de nuestra época la que nos quiere apartar del estudio de la Palabra de Dios. Por eso insisto: estudia las Escrituras y, así, el misterio de la victoria de Jesucristo te será revelado en una medida mucho mayor! Ya David reconocía la necesidad de escudriñar las Escrituras, pues dice: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”