Fuerza espiritual para cada día
“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” 1 Juan 1:7
Cuando entramos a la presencia de la luz, todo se vuelve claro. La verdad se manifiesta, fuera de que eso sea doloroso. Mas, en esa misma proporción, nuestro interior es purificado por la sangre de Jesús, de acuerdo a la cita de arriba. El gran problema de innumerables personas, no sólo de personas no creyentes, sino también de cristianos, consiste en su tentativa de presentarse bien. Eso incluye también la vida profesional. Cada uno intenta presentarse de la manera más favorable posible. Mas si tú intentas embellecer o mejorar tu interior por ti mismo, te apartas de la presencia de Dios. Los complejos psicológicos y los oscuros sentimientos de impotencia e inferioridad vienen porque tú intentas presentarte delante de Dios con una apariencia mejor de la que en realidad tienes, por faltarte un serio conocimiento de ti mismo. Pero el Señor rechaza esa tentativa de falsa renovación. El rompimiento de las barreras para una vida verdaderamente nueva sólo se vuelve realidad si tú estás dispuesto a despedirte totalmente de tu vieja vida, identificándote completamente con la muerte del Señor Jesús.