Fuerza espiritual para cada día
“... Y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.” Isaías 65:19
¡Qué promesa tan maravillosa! Tú, hijo de Dios, allá arriba ya no llorarás, pues todas las razones externas para estar triste dejarán de existir. En el cielo ya no habrán amistades quebrantadas ni tampoco esperanzas frustradas. Las enfermedades físicas y psíquicas, los malos entendidos, los peligros y la muerte serán cosas totalmente desconocidas allí. Tú puedes estar seguro: En el cielo no tendrás sufrimiento que te aflija, ni habrá ningún pensamiento de muerte o prejuicio que te oprima. Dios mismo enjugará todas las lágrimas derramadas aquí en la Tierra. Esa es otra razón por la que tú no llorarás, porque todos tus anhelos y deseos más profundos quedarán satisfechos. El “corazón malo e incrédulo” será sustituido por un corazón nuevo. Tú estarás delante de Su trono, sin defecto y sin mácula, y serás transformado a la semejanza del Hijo de Dios. Por eso, querido lector, anímate, ya que: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”