Fuerza espiritual para cada día
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” 1 Juan 5:4
El renacido es victorioso delante de la tentación y el pecado. ¡Exactamente! La victoria es el glorioso resultado del sacrificio de Jesucristo en la cruz. Cuando él clamó: “Consumado es”, obtuvo la victoria sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte. Por eso, todos los que ahora están en Cristo, los renacidos, también son victoriosos en Jesús. Cuando un hijo de Dios es tentado y siente su debilidad e impotencia, no cruza los brazos, sino que da gracias por la victoria que le ha sido otorgada en Jesucristo. ¿Quiere decir que un renacido es una persona muy fuerte? No, es muy débil, pero Jesús vive en él. “Cristo en mí”, esta es la garantía de la victoria diaria. El renacimiento no es un invento teórico, algo irreal, sino un acontecimiento poderoso y revolucionario en un corazón humano. Jesucristo, el mismo Dios, hace morada en esa vida por medio de Su Espíritu. Es el mismo Dios el que vence por medio de los renacidos. Por eso, una persona que se humilla a los pies de la cruz se puede gozar con lo siguiente: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”