Fuerza espiritual para cada día
“No te apresures a irte de su presencia.” Eclesiastés 8:3
Estoy convencido de que el ritmo agitado en el que viven los hijos de Dios los deja ciegos para la importancia de la hora actual en la historia de la salvación. Satanás no quiere dejarnos tiempo, sino que quiere que corramos de una actividad a otra. Isaías llama al mal por su nombre, cuando dice: “En la multitud de tus caminos te cansaste.” El apóstol Pablo actuaba con cautela. Con gran autoridad dice: “Pues no ignoramos sus maquinaciones (de Satanás).”
Tener tiempo no significa conseguir tiempo para poder tener un ritmo más intenso, sino tener tiempo para orar. Las personas que oran son las personas que hacen milagros. Puedo haber leído millares de veces las palabras de Jesús en Mateo 7:7, pero cada vez que las leo nuevamente tocan mi corazón muy profundamente: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” ¡Qué sencillo, pero qué sublime también! ¡Tu vida podría ser muy bendecida, fortalecida y enriquecida si fueses una persona de oración! Quien tiene tiempo para el Señor encuentra cosas ilimitadas, cosas que permanecen eternamente, motivo por el cual también te digo con seriedad: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”, “Porque aun un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.”