Fuerza espiritual para cada día
“Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender.” Nehemías 8:3
La secuencia de Nehemías 8 es muy clara. En el versículo 1 leemos que Esdras buscó el libro de la ley de Moisés. Es decir que buscó la Biblia. En el versículo 2 leemos que la congregación se reunió y en el 3 que comenzó a leer. Después de eso, está escrito algo importante: “Y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.” En el versículo 8 se enfatiza, además de eso, que ellos: “leían en el libro de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.” Ese intercambio entre los predicadores y la iglesia local es de vital importancia. Al mismo tiempo, se impone, como condición, que los corazones de los oyentes estén dispuestos a recibir la Palabra. Justamente, aquí en Nehemías 8 se nos muestra la clave para el gran gozo del Señor: “Todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.” Debido a que oyeron y recibieron la Palabra con tan buena voluntad, consiguieron buenos resultados. El pueblo fue convencido hasta lo más profundo y entró en una profunda angustia interior. Pero fue de esa angustia interna que surgió el gozo del Señor.