Fuerza espiritual para cada día
“Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.” Salmo 23:5-6
El Salmo 23 es una promesa maravillosamente completa, la cual el enemigo no puede aniquilar. ¡Qué cosa tan maravillosa, que a pesar de que nos encontremos en el valle de sombra de muerte, no tenemos por qué temer en este camino de justicia, sino que hasta podemos tener comunión con Dios, ya que él nos prepara una mesa. Te digo, con gran firmeza y convicción, que el Señor quiere guiarte también por la vereda de justicia, por amor de su nombre. ¡Pero debes permitir que El te guíe! Muchas veces te sucederá, al ser guiado por la vereda de justicia y al pasar por los valles oscuros, por caminos que no queremos, que: ...“te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.” Más allá de eso, los valles oscuros de sombra de muerte comienzan a multiplicarse pues, como hijos de Dios, somos guiados por el valle oscuro de los tiempos finales. Nuestro alrededor está cada vez más oscuro, y es como dice Isaías: “La mañana viene, y después la noche.” Pese a que la mañana de la venida del Señor se aproxima, con toda su luz y resplandor, la oscuridad de los tiempos finales, del reinado del anticristo, se aproxima igualmente, pues sucederá un poco antes de la vuelta triunfal del Señor. No nos sorprendamos si, en un largo trayecto de la vereda de justicia, está oscuro. Al final del camino hay luz, pues allá nos espera el glorificado y bendito Señor Jesucristo. ¡El es nuestra meta y pronto, muy pronto, le veremos!