Fuerza espiritual para cada día
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” Salmo 23:4
Si a través de la fe, tu corazón encuentra consuelo en las promesas de Dios, entonces también sigues el camino de Sus mandamientos, lo cual quiere decir que estás curado interiormente de tu incredulidad, como dice el profeta Jeremías. Naturalmente, las tentaciones no dejarán de existir y es evidente que, muchas veces, ese camino se volverá más oscuro, mas “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno.” En otras palabras: La senda alisada, el camino de justicia, muchas veces conduce a un valle de sombra de muerte. Tal vez tú, que ahora estás leyendo estas líneas, te encuentres en medio del valle de sombra de muerte. El valle es oscuro; no puedes ver nada hacia adelante ni tampoco hacia atrás. Sólo puedes mirar hacia arriba. Pero con eso ya es suficiente, porque la Escritura dice: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.” De ese modo, experimentamos y presenciamos lo contrario de aquello que el diablo quiere. Pues él quiere que quedes amedrentado en el valle de sombra de muerte y te desanimes en medio de las dificultades. Pero el Señor quiere darte, en medio del valle oscuro, una profunda comunión con El. ¡Sí, precisamente en una hora como ésa, el Señor es tu luz y tu salvación! Por eso mismo, tienes motivos para alegrarse en vez de permanecer atemorizado.