¿Quién mata y echa en el infierno?

Pregunta: En la escuela bíblica de nuestra iglesia contemplamos Lucas 12. Los versículos 4 y 5 nos causaron problemas. Estos versículos dicen: “Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a este temed”. Soy de la opinión que el Señor Jesús habla aquí del diablo, pero los otros hermanos dicen que se refiere a Dios. Pero Dios, o sea, Jesucristo, no vino para destruír sino para salvar.

Respuesta: La exhortación de Jesús: “No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer (…)Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a este temed”, se refiere al Dios viviente. Pues el Señor Jesús nunca nos ha llamado a temer a Satanás. Más bien la Escritura nos llama a resistir al diablo con fe y a acercarnos a Dios (Santiago 4:7b-8a). A eso viene la objeción: pero, Dios mismo no mata a nadie, no arroja a nadie al infierno. En el sentido directo es correcto decir esto, ya que Él dice por boca del profeta Ezequiel: “¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?” (Ez. 18:23, cfr. cap. 33:14-15).

La fuerza judicial de Dios, los cuatro seres vivientes que rodean su trono (Apoc. 4:6 y ss.) son semejentes a la ejecutiva del Eterno. También los querubines y los ángeles son el poder ejecutor de Dios, tanto en sentido positivo como también negativo (cfr., por ejemplo, los ángeles con la siete trompetas y con las siete copas de ira del Apocalipsis). Y el que piensa que Dios no mata nunca, le quiero llamar la atención con Génesis 38:7-10. Y en Hebreos 10:31 leemos: “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” Porque tan perfecto como es Él en Su maravilloso amor, tan perfecto es también en Su justicia y santidad. Esto lo experimentaron también Ananías y Safira cuando pensaban poder engañar al Dios Omnisciente (Hechos 5:1 y ss.)
W.M.

ContáctenosQuienes somosPrivacidad y seguridad