¿Podía Moisés ver a Dios?
Pregunta: Está escrito en un lugar que el Señor hablaba con Moisés cara a cara mientras que otro pasaje dice que ningún hombre verá al Señor y vivirá. ¿Cómo armoniza esto?
Respuesta: Existen diferentes traducciones del consuelo maravilloso de Exodo 33:14 que Dios dio a Moisés. Una reza: “Entonces el Señor le respondió: ‘Si yo en persona los acompañara, ¿te brindaría eso descanso?’” (Menge). La traducción de Schlater dice: “¿Quieres que yo mismo vaya a llevarte al descanso?”.
Al leer la Biblia de un modo superficial parece existir una contradicción en este capítulo, ya que está escrito en Éxodo 33:11: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero”. En el versículo 20, al contrario, el Señor dice: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá”. Y sin embargo: también aquí existe una maravillosa armonía. Moisés podía ver al Señor cara a cara solo cuando establecía un altar y presentaba el sacrificio propiciatorio (cfr. Éxodo 17:15; 24:4 y ss., etc). Esta es una clara señal hacia el cumplimiento en el Nuevo Testamento, donde está escrito en Juan 1:18: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Y en Éxodo 24:9-11 está escrito: “Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron”. Aquí dice que vieron a Dios. ¿A quién? A Dios el Hijo. Al Ángel de Jehová. Por vez primera la palabra “ángel” aparece en la Sagrada Escritura en el capítulo 16 del libro de Génesis. Agar, la esclava había sido forzada a abandonar la carpa de Abraham, y ella huía delante de Sarai: “Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur” (Gén. 16:7). Este Ángel de Jehová, (en hebreo: Malaj-Jehová) no es ningún ser creado sino un ángel no creado–es Jehová, el Señor, el cual se revelaba en distintas épocas, en apariencia de un ángel, y en la mayoría de los casos, en forma humana. Este Ángel de Jehová no es ningún mensajero enviado por Dios sino una teofanía, una aparición de la Divinidad. Jehová, el “YO SOY” es el Hijo de Dios. Por esto tenemos en la repetida aparición del Ángel de Jehová una muy notable revelación del Hijo de Dios, nuestro Señor, antes de hacerse hombre. Veremos que, en cada caso de la revelación de ese Ángel de Jehová, están presentes las características de la Divinidad.
Llama la atención y es muy interesante que los judíos de la antiguedad en sus tradiciones no consideraban al Ángel de Jehová en sus respectivas apariciones como un ángel común y corriente sino como el único mediador entre Dios y el mundo y el origen de todas las revelaciones, dándole el nombre Metatron. Lo denominaron “Angel de Su faz” (cfr. Is. 63:9) porque ve siempre el rostro de Dios, y hablaban de Él como la más sublime revelación del Dios invisible que comparte Su naturaleza y majestad. Lo llamaron también Shejiná. Una referencia en el Talmud dice: “El Metatron, el Ángel de Jehová, tiene unidad en esencia con el Dios altísimo” mientras que otra fuente lo describe como “Señor de todo lo creado”. El antiguo Midrash conocido como Otiot de Rabbi Akiba da la siguiente explicación respecto al Ángel de Jehová: “El Metatron es el ángel, el príncipe de la faz, el príncipe de la ley, el príncipe de la sabiduría, el príncipe del poder, el príncipe de la gloria, el príncipe del templo, el príncipe de los reyes, el príncipe de los dominadores y de los altos y soberanos”. Según estas antiguas fuentes judías el ángel denominado por ellas Metatron es, por lo tanto, igual al Mesías y asimismo a Dios. Esta opinión compartían también los judíos de épocas posteriores. Malaquías 3:1 confirma una interpretación así; el “Ángel del pacto” es Jehová y el Mesías es el “Ángel de Jehová”.
W.M.