¿Suspender el seguro de vida?
Pregunta: Mediante la oración experimenté muchas cosas, conociendo cosas en mi vida de las cuales debo despojarme aún para Dios pueda usarme a mí y a mi querida esposa, totalmente como propiedad Suya. Ahora me he dado cuenta repentinamente de que, algunos años atrás, contraté un seguro de vida. Rogué a Dios, y se me ha hecho más y mas claro que también en cuanto a este asunto de mi vida debo y tengo que encomendarme por completo en las manos de Él, nuestro Dios. La semana pasada con todo amor hablé sobre ello con mi esposa. Ella no comprende el por qué y mira a otros hermanos en la fe. Ya no consigue dormir porque todo esto la intranquiliza. Piensa que yo estoy carente de amor para con la familia. Pero para mí sería gloria andar totalmente con Jesús. ¡Pues es nuestro ayudador, nuestro consejero, nuestra fortaleza y nuestro héroe!
Respuesta: Yo, estando en su situación, no suspendería el seguro de vida. Yo mismo, a pesar de nuestros muchos hijos, nunca he tenido un seguro. Prefiero ponerme en las manos del Señor. Pero si su querida esposa, siendo creyente, todavía está débil en cuanto a este punto, tenga usted paciencia y continúe con el seguro. Ore más bien que el Señor se lo revele a ella con el tiempo y que fortalezca su fe débil en vez de romper el seguro ahora tan bruscamente y causarle problemas a ella. En este contexto, quiero recordarle las palabras de Romanos 15:1:2 “a sí que los somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos”. Además, regocíjese en que usted tiene su póliza de seguros junto a Dios en Romanos 8:38–39: “por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuetro”. Y en la traducción holandesa el principio del versículo 38 reza: “…want ik ben verzekerd”, que quiere decir “…pues estoy asegurado”.
Wim Malgo