Recaemos tantas veces…
Pregunta: Lo que causa problemas después del avivamiento y después de la Santa Cena es la recaída en el pecado: “el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Por esto, la conciencia está permanentemente cargada, uno se vuelve carente de gozo y no puede regocijarse tanto de ser un cristiano como debiera ser. El diablo trata siempre de hacerlo recaer de varias maneras. ¿Existen personas que ya no pecan más?
Respuesta: Su actitud es equivocada. ¡No debemos contar con la recaída en el pecado sino contar incesantemente con la victoria de Jesús! Así podemos decir, juntamente con el apóstol Pablo: “Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co. 15:57). No podemos vivir exentos de pecado porque nuestra carne es pecaminosa: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Rom. 7:18). No debemos hacer o pensar nada malo, y con todo somos pecadores de nacimiento, desde nuestra juventud. Pero, esta es la maravillosa victoria del Gólgota, la obra que consumó Jesucristo: esta mi carne corrupta fue juzgada con Él, condenada, crucificada y murió con Él. La posición de fe que agrada a Dios es la siguiente: sabemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él (cfr. Rom. 6:6). El lamentarse “recaemos vez tras vez” le da mucho gozo al diablo. Usted objetará: pero, ¿si a pesar de todo eso, de hecho, caigo otra vez? ¡Entonces, levántese inmediatamente en el nombre de Jesús! Cuando le sorprende algún pecado, humíllese inmediatamente bajo el juicio del Gólgota. La sangre de Jesucristo purifica de todo pecado, cada vez más a fondo, cada vez más claramente. “Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Aquí no me refiero al abuso de la sangre preciosa y santa, no a que uno dé sencillamente lugar a la carne y peque y luego, rutinariamente pida que el Señor le limpie por Su sangre. ¡No, no! Solo un impío peca con rutina, pero para un hijo de Dios, un pecado es como un accidente de tren. ¡Más Jesús es Vencedor!
W.M.