Las relaciones prematrimoniales
Pregunta: Durante los veinte años pasados, he visto algo en mi ambiente que vez tras vez me inquieta jóvenes convertidos, que son miembros de la iglesia, tienen “amistad” con hermanas de la misma edad y viven junto con ellas. Los padres de ambas partes están de acuerdo con esto. Al preguntarles cuándo se casarán esos jóvenes, los padres responden: “Todavía no sabemos si van a casarse. Puede surgir otra relación aún”.
Respuesta: Es un hecho tremendamente serio que la nueva generación crezca sin disciplina, especialmente a nivel sexual. Sin embargo, dice Proverbios 4:13 “Retén el consejo, no lo dejes; guárdalo, porque eso es tu vida”. Mas si, los jóvenes y las jóvenes tan pronto como llegan a la mayoría de edad, llevan una vida indisciplinada antes de casarse, con vistas a la más honda e íntima relación entre dos personas, y hacen lo que quieren, esto es un fruto venenoso de la mala educación carente de disciplina que han tenido. Pues los hijos que han crecido en una familia creyente en que se mantiene en pie el “altar”, esto es, una familia en que se practican estudios bíblicos y la oración y en la que Jesucristo está en el centro, no querrán de ninguna manera perder su pureza e integridad. Pues justamente las relaciones sexuales prematrimoniales son una de las causas más profundas de muchos casamientos infelices que se rompen más tarde. Una de las 18 (3x6) características anticristianas de la gente de los postreros días se menciona en II Timoteo 3:2 y ss: la desobediencia para con los padres. Pero el que educa a sus hijos con oración y en la disciplina y exhortación para el Señor, experimentará más tarde que los hijos, por seguir voluntariamente a Jesús, se conservan castos y puros antes de casarse. No por nada dice la Biblia en Apocalipsis 22:15: “estarán fuera...los fornicarios”.
Cuando padres cuyos hijos se han malogrado completamente en lo que a esto se refiere, lean este artículo, existe una sola salida: arrepiéntanse de sus pecados cometidos y los pecados de omisión en la educación de sus hijos y déjense purificar de toda culpa por la preciosa sangre de Jesús. El Señor puede llevar de vuelta a Él a sus hijos adultos que se han desviado de Su senda, a través de caminos difíciles. Sí, Él cambiará en bendición la maldición que sobrevino a sus descendientes. Pero primero debe tener lugar de su lado un profundo arrepentimiento que sea de todo corazón.
Wim Malgo