Experimento tan pocas cosas con Jesús

Pregunta: En una de sus evangelizaciones, recibí a Jesús como mi Salvador y lo confesé en presencia de la congregación. En la entrevista posterior, un consejero espiritual me exhortó a leer diariamente en la Biblia. Seguí este consejo, así la Biblia llegó a ser mi fiel acompañante. En ese entonces, tenía dieciséis años. Un año más tarde, encontré acceso a un grupo de oración de jóvenes en el cual sigo participando todavía hoy. Durante estos tres años he escuchado mucho, pero en el fondo he experimentado poco con Jesús.

Respuesta: Su profunda necesidad interior no es, como usted dice, que usted “experimenta poco con Jesús” sino que su fe en el Señor, todavía no ha crecido. Aunque usted experimenta muchos milagros, muchas señales y bendiciones, estas cosas no podrían servirle de ayuda permanente. Ayudar y sustentarle solo puede hacerlo la presencia del Señor. Y esto sucede por la fe, por la fe en Él, el Señor y en Sus promesas. Si usted “experimentara” muchas cosas, no podría creer y llegaría a ser una persona orientada por el alma, una persona oscilante. Por eso, el Señor no nos permite muchas experiencias en el sentido como nosotros las deseamos. En vez de esto, Él quiere hacernos experimentar Su presencia. Porque el que quiere acercarse a Dios debe creer que Él existe (Hebreos 11:6). Los héroes de fe, descritos en Hebreos 11:13 y 39, no tuvieron esas experiencias mencionadas por usted. Pero tenían al Señor, y esto les bastaba. Por eso su fe crecía cada vez más. ¿Por qué así, que su fe aún no ha sido fortalecida y usted por eso está en una crisis? La respuesta: porque se toma demasiado poco tiempo para buscar el rostro del Señor mediante el estudio de la Biblia y la oración. La Biblia está llena de maravillosas promesas para quienes quieren buscar al Señor de todo corazón. En ella, Él mismo se le revela a usted, Él es más que un milagro y más que una experiencia, y Él es infinitamente más que los sentimientos del alma. Cómo es Él, no se lo puedo explicar. Vaya a su cuarto y tómese el tiempo para la oración sobre todo también a la mañana. Porque así dice el Señor: “…me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:13).

W.M.

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