¿Es Jesús el Hijo de Dios o Dios mismo?
Pregunta: No consigo vivir pasando por alto a Jesucristo. Él no ha sido nunca indiferente para mí durante toda mi vida. Pero nadie ha podido responder mis interrogantes críticas, y solo la fe no me basta.¿Cuál es su posición? ¿Es realmente Dios, y de igual dignidad que Su Padre, o es apenas profeta de Dios y fundador de la religión cristiana, El que vendrá algún día a fin de juzgar a los vivos y a los muertos? Sin duda, Su religión es la más grande de todas porque coloca el amor de Dios y de los hombres delante del “ojo por ojo, diente por diente” antiguotestamentario…
Respuesta: Usted tiene razón:¡no puede pasar por alto a Jesucristo! Sus interrogantes críticas no tiene importancia. Lo que sí tiene importancia es la actitud de que nacen. Mire, hay quienes dudan por dudar. A esas personas es imposibles ayudarlas porque no quieren reconocer la verdad. Pero hay también quienes dudan a fin de encontrar la verdad. Ellos son personas que finalmente encuentran al Señor Jesucristo como su Salvador e Hijo de Dios, adorándole como Dios. Pues el mismo dice en Juan 18:37: “Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” .Pues el Señor no tiene una “posición” como lo formula usted sino Él es Dios. Lea con atención Juan 1:2. Si el verbo era Dios, y según el versículo 14 del mismo capítulo, llegó a ser carne, entonces vemos que Él es Dios.
Hebreos 1:8-10 es una cita tomada de los Salmos 45 y 102 en la cual se destaca claramente que Jesucristo es Dios: “Mas del Hijo dice: tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo” (v.8). En el versículo 9 está escrito: “Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros”. Jesucristo mismo reclama ser Dios, a recibir –entre otras cosas– la adoración de Tomás cuando este último exclama: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28).
Esclarecedor es también el diálogo del Señor con los fariseos en Mateo 22:41-46, pasaje en que Él hace hincapié al Salmo 110 versículo 1.
Ahora si la Biblia lo dice y si el Señor Jesús mismo reclama ser no solo el Hijo de Dios sino Dios, entonces es su decisión creer o no creerlo. Él, el Señor, dice: “...bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29). Que no lo podemos comprender con la razón que Él es verdadero Dios y verdadero hombre es otro asunto. Este no poder comprender es subrayado también por I Timoteo 3:16. Pero usted puede estar convencido de que esto es la plena verdad: “que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” (II Co. 5:19). Que el Señor le conceda la gracia de someter su entendimiento limitado y entenebrecido por el pecado bajo Su majestad, pues Él dice en Isaías 57:15: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados “.
Wim Malgo