¿Discipulado de Jesús y fumar?

Pregunta: Procuro orientarme según la Palabra de Dios y comprender su Palabra con todo el poder de mi corazón. Entre otras cosas, me ocupa lo siguiente: hace bastante tiempo que fumo y querría dejarlo solo si fuera la voluntad de Dios. Pero en ningún pasaje de la Biblia está escrito que no debemos fumar. ¿Debo dejar de fumar a pesar de esto?. No creo que yo sea la única creyente que tiene esta pregunta.

Respuesta: ¡Yo en su lugar dejaría de fumar lo más pronto posible! Aparte del daño que esto causa a su salud, usted debería preguntarse: ¿cómo puedo servir mejor al Señor si sigo fumando o si dejo de hacerlo? ¡Tire sus cigarrillos y diga: “Señor Jesús, te doy las gracias que Tú me redimiste también de esta atadura!”. Pues, en última instancia, no se trata del cigarrillo como tal, sino de la grave atadura que la hace cautiva de la nicotina y la separa simultáneamente del lado del Señor. ¿Cómo podemos testificar a otros que Jesucristo liberta, si el cigarrillo es más fuerte que Jesús en nuestra propia vida?.

Mas la decisión de dejar de fumar requiere un claro y determinado querer. No es: “yo quisiera” o “yo debería dejarlo”, sino: “¡lo quiero!”. Y este querer debe tener como base al Señor: “Señor, quiero ser libre para ti”. Acerca de esta actitud de asirse del Señor de todo corazón, pese a todas las debilidades y flaquezas propias, en 2 Crónicas 16:9 está escrita la promesa que Él fortalece a los hijos de Dios. Antes que lamentarse de estar atada al tabaco, usted debe preguntarse primero: “¿quiero realmente quedar libre?”. Recuerdo a un hombre joven que vino a mí y me dijo: “Yo vivo atado por un vicio”. Le respondí: “Sí, ya siento el olor”. Pero cuando le hice concretamente y repetidas veces la pregunta de si quería quedar libre de la nicotina a partir de ese momento, me contestó: “Si usted me pregunta tan directamente, no, no lo quiero”; y se fue. La naturaleza humana es tan mentirosa y torcida que en muchos casos, ha perdido el discernimiento entre la verdad y la mentira.

Quiero decirle la verdad: usted es una esclava de la nicotina. Pero la promesa de Jesús en Juan 8:36: “Así que, si el Hijo del Hombre os libertare, seréis verdaderamente libres”, es verdad también. Ahora depende de usted si realmente quiere quedar libre por la verdad. Pues usted misma no puede lograrlo a largo plazo. Usted es demasiado débil. Tan pronto como se encuentra con un fumador viéndolo fumar con gusto o también con apuro su cigarrillo, usted recaerá tarde o temprano y tomará de nuevo el cigarrillo. Se trata entonces, de la cuestión de si usted realmente quiere quedar libre o no. Este quererlo de todo corazón, ya es el poner en acción el poder victorioso de Jesucristo. Entonces usted quedará verdaderamente libre y esto por la verdad, ya que el Señor Jesús dice: “…la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

Wim Malgo

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