Dios no tiene nietos

Pregunta: Yo soy hijo de padres creyentes; mi padre hasta es un obrero en el reino de Dios. Y por supuesto, me educaron conforme a la religión, pero yo nunca lo he podido asimilar en mi alma. Esto me hace sufrir aún hoy día.

Respuesta: Es importante que tú separes interiormente de cada tradición piadosa y de las cosas por costumbre. Aquí me refiero a lo siguiente: el Señor guía a cada uno de Sus hijos individualmente. Tus padres te educaron en el temor de Dios. Ahora nada tú mismo contra la corriente. ¡Cree tú en el Señor! Como escribes, has descubierto que no puedes vivir de la fe de tus padres. Y al contrario, de un modo inexplicable le rechaza. ¿Acaso no andan tus padres correctamente delante del Señor? ¡Sin duda lo hacen! Pero si tú te adaptas a su fe y no encuentras una relación personal con el Señor, esto tiene el mismo efecto que el incesto espiritual. De repente, todo te es repugnante. De pronto, ya no quieres saber de nada, y sin embargo, anhelas la redención y quieres seguir a Jesús. Entonces, ha llegado el momento en que tú, sin ninguna influencia de parte de tu ambiente (padres, hermanos, parientes) tienes que acudir al Señor. Entonces, es el Señor el que te moldea y ya no tu ambiente. Así, llegarás a depender de Él y ya no de los hombres. Te encuentras ahora en este estado de transición. Acude, por tanto, a Jesús con toda tu alma, y Él se te manifestará como un Salvador muy personal que te comprende hasta las más hondas inclinaciones de tu alma y te transforma a su imagen mediante Su tierno e íntimo amor. Una vez hecha esta experiencia personal, y con eso habiéndote distanciado de la fe de tus padres, agradecerás a Dios de rodillas por tener todavía padres que hayan llamado siempre tu atención a Jesús.

Wim Malgo

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