Cuando pase la Tierra…

Pregunta: En Isaías 24:19–22 está escrito: “Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará. Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días”. ¿Será completamente destruida esta Tierra e iremos no­sotros, los seres humanos, a otro planeta?

Respuesta: El cielo y la Tierra realmente pasarán. Pedro dice, inspirado por el Espíritu Santo: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pe. 3:10). Con base en este hecho, descrito también en la referencia bíblica mencionada por usted (Is. 24:19) 2 Pedro 3:11 nos exhorta a andar en santa y piadosa manera de vivir. Y luego en el versículo 13, Pedro expresa la certidumbre de que estamos esperando cielos nuevos y Tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Estando en Patmos, Juan también vio un cielo nuevo y una Tierra nueva y dice expresamente en Apocalipsis 21:1: “porque el primer cielo y la primera tierra pasaron…” El cielo nuevo y la Tierra nueva tendrán una belleza más allá de nuestra imaginación, ya que está escrito en Apocalipsis 21:3 que el tabernáculo de Dios estará entonces con los hombres y que Él morará con ellos. La gran ciudad, la Jerusalén santa, entonces descenderá del cielo como un satélite del cielo y flotará sobre la Tierra nueva; y desde esa ciudad emana sobre la Tierra una luz clara que lo compenetra todo. Es la gloria de Dios, y el Cordero es Su lumbrera (v. 10y 23). Los hombres que entonces vivirán en este “nuevo Planeta”, como usted dice, andarán a su luz. Y desde la Tierra nueva hacia aquel satélite del cielo aparentemente habrá un acceso que jamás estará bloqueado ya que está escrito en el versículo 25: “Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche”. Estas son apenas alusiones a la gloria que está delante de no­sotros. Bienaventurado el que ya ahora se prepara para venir al encuentro de su Dios (Amós 4:12b). Lea más acerca de estos en el tomo II de mi libro sobre el” Apocalipsis de Jesucristo –una exposición para nuestra época”.

Wim Malgo

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