La vida cotidiana en Israel en medio de la guerra

Fredi Winkler

Para muchos es difícil imaginar cómo puede transcurrir la vida cotidiana en Israel en medio de la guerra, sobre todo cuando se oyen y leen los informes en los distintos medios de comunicación. En Haifa, por ejemplo, donde Beth Shalom tiene su casa de huéspedes, hubo frecuentes alarmas últimamente. Hay que tener en cuenta que nuestra ciudad está en medio de una amplia zona con muchos objetivos de interés para Hezbolá, entre otros militares. Incluso cuando un avión no tripulado consiguió penetrar a unos 30 kilómetros al sur de Haifa y alcanzó un cuartel en Benyamina, matando a ocho soldados, sonaron de antemano las sirenas antiaéreas en Haifa. Lo mismo ocurrió cuando fue alcanzada la residencia de la familia Netanyahu en Cesarea. En ambos casos, tres drones penetraron en el espacio aéreo israelí; dos de ellos fueron derribados, pero en el fragor de la batalla un tercer dron consiguió penetrar más al sur sin ser visto. De ahí la frecuencia con que se da la alarma como medida de precaución, porque no siempre es posible predecir el objetivo e impedir el impacto.

Es sorprendente la cantidad de cohetes que se disparan, y llaman la atención los relativamente escasos daños causados en comparación con los muchos cohetes lanzados contra Israel. Pero cuando impactan, pueden ser mortales. Por eso es importante seguir las órdenes del frente interno y refugiarse donde sea posible. Menos mal que Hezbolá no parece disponer de misiles de largo alcance con sistemas de guiado, como se temía.

Por supuesto, es muy diferente la situación en las zonas cercanas a la frontera con Líbano, que fueron evacuadas. Israel ha estado bombardeando objetivos en el Líbano, especialmente en Beirut, y hay intensos combates en los pueblos chiíes no lejos de la frontera israelí, en el sur del Líbano. Hezbolá ha construido instalaciones militares subterráneas en estos pueblos para atacar desde allí el norte de Israel, al igual que Hamás hizo en el sur. Gracias a Dios se descubrió todo esto a tiempo. La presión militar contra las dos organizaciones terroristas no puede cesar, para que Hamás, y ahora especialmente Hezbolá, sean arrinconados e imploren un alto al fuego.

¿Cómo se las arregla Beth Shalom en esta situación, para mantenerse a flote con la casa de huéspedes de Haifa? Lamentablemente hemos tenido que cancelar muchas actividades. Varios huéspedes que habían hecho reservas para las fiestas judías también cancelaron su estadía, como es comprensible.

Por otro lado nos visitan una y otra vez personas que viven en el norte, en las zonas que están siendo bombardeadas, y que no tienen ningún lugar seguro donde descansar y encontrar paz y tranquilidad. Uno de nuestros huéspedes se destaca especialmente. Lleva con nosotros casi tres meses en total. Dice: “No vengo a Beth Shalom solo porque haya un refugio antiaéreo aquí, sino porque sé que sobre esta casa hay una protección especial”.

Además, hay varias congregaciones evangélicas, entre ellas la iglesia Bethesda de Haifa, que hacen sus reuniones en nuestra casa de huéspedes, que dispone de un búnker, contrariamente a la mayoría de los locales de las iglesias. Está prohibido reunirse en lugares que no tienen refugio antiaéreo, lo cual se ha convertido en un problema para muchas iglesias. 

Incluso la gente de la calle entra a buscar refugio cuando suenan las sirenas antiaéreas. ¡Y nosotros esperamos y oramos que la guerra llegue pronto a su fin!

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