Fuerza espiritual para cada día
“Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVA.” Exodo 28:36
Aquí tenemos un impresionante capítulo acerca de la separación. El Señor separa para sí personas para el servicio santo. Quien lee este capítulo, queda impresionado por la profunda seriedad de la consagración sacerdotal. En aquel tiempo, el Señor separaba solamente a la tribu de Leví para el servicio santo. Pero ahora, en la nueva alianza, cada renacido es un rey y sacerdote: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.” Cuando observamos hoy en día la Iglesia de Jesús, hay un notorio vacío que se presenta delante de nuestros ojos. Muchos son convertidos - y parece que eso alcanza. “Ustedes se convirtieron”, ésta es la salvación de la esclavitud de Egipto, de la esclavitud del pecado, pero ¿dónde está la profunda seriedad de la separación para el servicio? ¿Cuál es la meta o el clímax del ministerio? ¿Los levitas se hacían sacerdotes debido al cargo que recibían? ¡De ninguna manera! Esto tan sólo era el medio para una finalidad: “Santidad a Jehová.” Una persona que persigue esta meta, se entrega al Señor y se convierte totalmente en Su propiedad.