Fuerza espiritual para cada día

“Per­ma­ne­ced en mí, y yo en vos­otros.” Juan 15:4

En es­te pa­sa­je, el Se­ñor nos ha­bla de lo im­pres­cin­di­ble y lo vi­tal que es la co­mu­nión con El. Cris­to en mí, és­ta es la ga­ran­tía de la vic­to­ria so­bre mi car­ne y mi san­gre. Yo en Cris­to, es­te es el cum­pli­mien­to de la vic­to­ria de Je­sús en mí, o sea, so­bre to­dos los po­de­res de ti­nie­blas a mi al­re­de­dor.

Aho­ra, si es­ta co­mu­nión or­gá­ni­ca con Je­sús es una re­a­li­dad en tu vi­da, en­ton­ces el ene­mi­go in­ten­ta, por to­dos los me­dios, im­pe­dir e in­te­rrum­pir ese ma­ra­vi­llo­so in­ter­cam­bio. Por eso, tú de­bes pres­tar mu­cha más aten­ción a es­te ben­di­to in­ter­cam­bio: Cris­to en ti y tú en Cris­to; el amor de El y tu amor; el po­der de Je­sús y tu po­der; la vic­to­ria de El y tu vic­to­ria; la pa­cien­cia de El y tu pa­cien­cia. De­be­mos re­sal­tar cla­ra­men­te, una vez más, que el ene­mi­go in­ten­ta, con to­da su fuer­za, in­te­rrum­pir es­te ma­ra­vi­llo­so in­ter­cam­bio. Mu­chos hi­jos de Dios que no ve­lan su­cum­ben an­te los as­tu­tos ata­ques del dia­blo. No en va­no, Pe­dro ad­vier­te: “Sed so­brios, y ve­lad; por­que vues­tro ad­ver­sa­rio el dia­blo, co­mo le­ón ru­gien­te, an­da al­re­de­dor bus­can­do a quien de­vo­rar, al cual re­sis­tid fir­mes en la fe...” Si tú no re­sis­tes fir­me­men­te, por la fe, fren­te a sus ten­ta­cio­nes, si pe­cas en pen­sa­mien­to, pa­la­bras y ac­tos, en­ton­ces, sur­gi­rán tras­tor­nos en la cir­cu­la­ción de la sa­via es­pi­ri­tual. Mas Je­sús de­se­a in­ten­sa­men­te que per­ma­nez­ca­mos en El.

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